La Ardila consuela las Penas de su devoción
Siguiendo con la tradición mariana que siempre ha caracterizado al septiembre isleño, en una primera quincena donde los actos religiosos cobran un protagonismo posteriormente asumido por otros institucionales, se ha celebrado estos días el anual triduo en honor y gloria de la principal devoción mariana del barrio de La Ardila.
La titular de la Venerable Hermandad y Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, María Santísima de las Penas, San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, establecida canónicamente en la parroquia de San Servando y San Germán, ha desarrollado así un programa durante los días 11, 12 y 13 del presente mes, donde numerosos feligreses del barrio y devotos de la Virgen de las Penas acudieron para acompañar a los hermanos de la corporación en el culto interno a la bella imagen que a finales de los ochenta tallara el escultor local Alfonso Berraquero.
Así, durante los tres días se ha procedido al rezo del Santo Rosario a partir de las siete y media de la tarde como preámbulo a la posterior Misa de hermandad. Un ejercicio piadoso coronado esta misma mañana con una Solemne Función a cargo del padre Francisco Granado Díaz, director espiritual de la hermandad, que dio comienzo a las once para disponer a la Virgen, posteriormente, en devoto besamanos. Desde ese momento y hasta las dos de la tarde, la parroquia ardileña ha sufrido un vaivén constante de fieles de esta devoción que no han querido perder la oportunidad de observar de cerca a la señora al tiempo que besar su mano.
La discreta ornamentación de la iglesia ha dado un giro radical durante la semana donde las telas y cortinajes de color granate servían de marco para un altar portátil de varios pisos levantado por los cofrades para entronizar a su titular mariana. El montaje se completó con una gran cantidad de piezas de orfebrería pertenecientes al paso procesional de la Virgen, en concreto su artística candelería plateada, que ha sido alternada con jarras de flores en tonalidades blancas. Esta mañana, con razón de su besamanos, descendió la imagen de su trono para, una vez embellecida con sus mejores hábitos, recibir a los devotos que hasta la parroquia acudieron en busca de su consuelo.