Cartel del evento.

Dentro de la ola cultural que ha venido animar la vida social de la ciudad con nuevas obras literarias, exposiciones pictóricas o recitales de poesía, también hay sitio para la gastronomía, que siempre es mejor recibida cuando se funde con el Arte y con la Historia.

Ejemplo de ello el nuevo negocio hostelero "Tau Café-Bar", que funde la modernidad de un establecimiento actual con la solera de los cafés isleños de antaño al haber recogido el testigo de "La Nueva Bahía": un antiguo establecimiento que durante años permaneció en el número 17 de la calle Antonio López y cuyo local ha sido ahora ocupado por este bar de tapas que, en palabras del dueño, Diego Ortiz, "conserva parte de los elementos que siempre le caracterizaron aunque adaptándolos a las comodidades del siglo XXI". Y no solamente destaca por venir a ampliar la carta gastronómica de La Isla alternando tapas clásicas con otras más innovadoras, como la ensaladilla de alcachofa o el gratinado de queso de cabra con mermelada de pimiento, sino que además lo hará apostando fuertemente por la Cultura.

"Tau Café-Bar" será también un espacio para que los jóvenes talentos de la tierra tengan la oportunidad de exponer sus colecciones artísticas de pintura, escultura o fotografía dado que "desde que estudié el local, caí en la cuenta de que sus paredes eran perfectas para ello", afirma el propietario del negocio.

El primero de los artistas que dará a conocer su legado en el nuevo café será Rafa Scapachini, artista autodidacta que desnudará sus pasiones y emociones a través de la muestra "Scapachineando". Esta colección, que permanecerá expuesta desde hoy hasta el próximo 30 de septiembre, está formada por un conjunto de acrílicos en los que da una vuelta de tuerca a los tópicos del folclore andaluz. Cuenta, además, con la particularidad de ser la primera vez que dichas obras se exponen en formato físico, pues hasta el momento sólo habían podido contemplarse a través del blog personal de este artista gaditano, que además es publicista y comunicador.

Este ejemplo de gastronomía cultural -quizá cultura gastronómica- se forja así tomando lo mejor del "antes" y del "ahora" para ofrecer lo mejor a una clientela necesitada de establecimientos frescos, novedosos, jóvenes, que contribuyan a engrandecer la cultura como reclamo turístico y fuente de interactuación social sin límites.