Ayer tuvo lugar en La Isla el día grande de las Fiestas del Carmen y de la Sal, puesto que el presente año la festividad de la Patrona se ha “adelantado” en el tiempo para abrir, y no clausurar, una de las semanas más señaladas en el calendario de cualquier isleño.

Ya por la mañana podía respirarse el ambiente festivo en toda la ciudad. A los actos oficiales celebrados por la Armada en el Panteón de Marinos Ilustres se sumó la Solemne Función que la hermandad del Carmen dedica cada año a su titular para exponerla, posteriormente, en devoto besamanos. Multitud de fieles se acercaron pues al templo carmelita para besar la mano de su Patrona y deleitarse, aprovechando el recorrido, con la exhibición ecuestre que cruzó desde allí toda la calle Real camino del recinto ferial.

Casetas familiares con júbilo entre sus lonas animaban la Magdalena hacia la hora del almuerzo. Mientras, en el muelle de Gallineras, todo se disponía con gran esmero para rendir culto a la principal devoción de los pescadores. En una gran carpa levantada frente a las dependencias del Club Náutico se celebró a las 17:00, como viene siendo tradicional, la misa previa a la procesión marítima de la Virgen del Carmen, que desde allí fue portada sobre hombros femeninos para poder entronizarse como es debido en la embarcación sobre la que habitualmente recorre los caños cada 16 de julio. Esta, comandada por representantes de la Marina, se hizo con las mareas de Sancti Petri hasta llegar al pantalán del Real, donde el alcalde de la ciudad, José Loaiza, depositó un ramo de flores a los pies de la imagen, a modo de ofrenda.

Pese a que los más juerguistas continuaron bailando, riendo y degustando la más pura gastronomía isleña, era el momento para el descanso de muchos, que agotados con tanta diversión, se retiraron para recuperar fuerzas y volver a la Feria horas más tarde: había que disfrutarla de noche.

Así fue, el recinto era hacia las 21:00 todo un hervidero de familias que paseaban entre las atracciones para gozo y

Portada Feria del Carmen y Sal 2014

deleite de los más pequeños. Una vez en las casetas, la fiesta continuó. Cofradías, partidos políticos, pubs y entidades en general acogieron un trasiego constante de personas que, con el paso de las horas, iban evolucionando en sus perfiles. Poco a poco, las ya citadas familias iban dejando sitio a multitud de parejas jóvenes y grupos de amigos que, antes de llenar las casetas de baile, fueron directos al paseo marítimo con el objetivo de pasar un agradable rato en compañía de sus allegados.

La noche era joven, y con ganas de diversión. Por eso como tantos años, el ritmo se fue animando hasta las primeras luces del amanecer, cuando los últimos visitantes se retiraron a sus casas con la intención de recuperarse y seguir, recuperarse y seguir… pues no olvidan que tras la festividad del Carmen, son muchos los días que aún les quedan por delante.