Mirando las salinas
Hace unos días Patrimonio La Isla acudió a un importante evento que supone el punto de partida a la posible creación de empleo cimentado en el mundo de las salinas, denominado Proyecto Bahía de Cádiz. En dicho acto pudimos comprobar varias realidades presentes en la vida pública de San Fernando, observamos como se contó con bastante participación, especialmente de empresarios relacionados con las salinas. Pero no vimos a una mayoría ciudadana dispuesta a emprender, hubo algunas buenas excepciones, pero la falta de promoción de estos eventos es un fallo grave puesto que la economía se construye desde abajo. Por último dentro de este tema económico y a título personal y no como Patrimonio La Isla, pienso que el catering proporcionado fue un gasto innecesario en estos momentos en los que vivimos.
Centrándonos en los temas sobre los que solemos tratar, nos gustaría invitaros a descubrir el mundo salinero. Muchas veces nos llenamos la boca con aquello de ser salineros o un municipio con tradición pesquera. Pero no pasamos de ese gozo inicial, no vamos más allá. Probablemente porque no hay lugar donde ir, y no nos referimos explícitamente a lugar físico, porque podemos ir por el Parque Natural, sino que hablamos del lugar emocional. No tenemos desarrollada una infraestructura salinera buena y, salvo honrosas excepciones, tenemos bastante descuidado todo nuestro aspecto del Parque Natural. Hemos de poder crear empleo a través del Parque Natural, mediante las salinas, las algas, el marisqueo o el turismo. A veces, yo personalmente siento una envidia de los lugares que sí cuidan su entorno, como las salinas de interior de Añana en el País Vasco, donde aprendieron que su entorno era único, era una mezcla del carácter natural del lugar con la potencia e imaginación de las personas que durante muchos años vivieron y viven en el lugar.
Con esto creemos que este debe ser el momento de embarcarse en una transformación social importante, podríamos generar nuevos usos de la sal, nuevos usos para las algas o fomentar el turismo salinero. Hay bastantes personas que pagarían por visitar el Parque Natural, poder observar de donde y como se obtiene la sal; y por último saborear nuestra gastronomía. Para ello hace falta voluntad política y mucha, quizás demasiada para los estándares actuales; pero es necesaria también la voluntad de las personas, ya sean trabajadores, emprendedores o empresas ya formadas.
Sobre los temas turísticos de las salinas, en Patrimonio La Isla hemos argumentado y discutido varias veces. Y casi siempre llegamos a la conclusión de la posible creación de lugares de alojamiento en las viejas casas salineras. Imaginaos el poder despertarnos en un lugar único, cerca de la ciudad pero al mismo tiempo apartado de ella. Sería una forma diferente de pernoctar en la Bahía. Finalmente, pensamos que sería útil alguna herramienta para la identificación de estos recursos turísticos existentes, facilitar las cosas a los turistas y a los propios isleños.
Carlos Alberto Delgado Collantes