La primavera la sangre altera
Si señores, este era el retal que me iba a ocupar este mes de marzo con la entrada primaveral. Y yo que soy de esos que hace mención al refrán, ya lo tenía casi acabado y a punto de caramelo, cuando de buenas a primera, de golpe a porrazo, me levanto una linda mañana hacia mi trabajo y me encuentro un escaparate de una perfumería del centro con todo el cristal reventado. Claro la primera impresión es lo de siempre, donde vamos a llegar. ¡Como está la cosaaaaa!, como decía esa estupenda chirigota de mi amigo kike Remolinos. O, no creo que una perfumería tenga mucho recaudado en caja para jugársela de esta manera en plena calle rosario. Pero a continuación, se me van viniendo otros pensamientos, pensamientos incluso simpáticos y es por ahí por donde quiero tomarme este retal, no para acabar como el refrán y el tema principal del que iba a tratar este artículo con la sangre alterada gratuitamente. Sino porque la vida a veces te da sorpresas, sorpresas te da la vida.
Y sí señores, vamos a reírnos, porqué no, porque esa perfumería es la segunda que asaltan en menos de una semana, “los mismos vándalos” según la prensa local en el mismo centro de la calle real, y es aquí donde comienza el monólogo caricaturesco, o al menos a mi me lo parece.
Cuantas veces hemos oído hablar de profesiones como la de un servidor “maestro escuela” como decía mi difunto padre. En la que nos ponemos de moda y estamos en boca de todo el mundo, que si muchas vacaciones, que si no enseñan, que si el sistema educativo es una mierda (con perdón, como si lo hubiéramos impuesto nosotros), y que en muchos casos es verdad que hay profesionales en la educación que es para darle con una sartén en la cara. O cuantas veces nos ha dado por los médicos, ¡hay que ver!, con lo que cobran y todo el día en los bares, que solo pasan bien la consulta si es por privado. Y es verdad, que alguno habría que hacerle un electroshock en los testículos.
Pues os invito a que hagamos una reflexión en voz alta y una crítica feroz, para aquellos profesionales que se encargan de velar por el orden público y el servicio a la ciudadanía. ¿Qué dónde estaba el turno de noche la primera vez que ocurrió, y si ha habido un antecedente porque no se dobló la vigilancia? A lo mejor, y seguramente, me esté metiendo en camisa de once varas, y si no me cayo acabe hasta con la camisa puesta literalmente, pero como estamos en un país libre y democrático, (al menos en apariencia) me veo en el punto de exigencia de pedir explicaciones políticas hacia este colectivo que se dedica a vigilar y cuidar el orden público, porque; y ahora es cuando viene lo más gracioso. No son ellos, los mismos intransigentes, inflexibles, inamovibles y radicales, que cuando dejas el coche estacionado con media rueda sobre un bordillo. ¿Te han multado?. Que has dejado el coche aparcado sobre una acera dos minutos (mal aparcado), mientras bajabas a tu madre que no puede andar y la has acompañado al primer piso. ¿Te han multado?, se han llevado un coche de discapacitado de una playa porque tenía la tarjeta de minusvalía caducada, han multado a diestro y siniestro. ¿No es este colectivo de profesionales, que han multado a perros sueltos en plazoletas con sus dueños al lado y sin estar el animal descontrolado ni acosando a nadie ni mordiendo?, ¿o multando a vehículos que al salir de una rotonda no pusieron el intermitente? Y me respondo a mi mismo. Sí, en todos y cada uno de los casos la infracción existía, pero en casi ninguno de los casos estos y otros muchos entorpecían la circulación, el malestar de la ciudadanía ni nada por el estilo, y lo que es más importante escucharon las explicaciones pertinentes del ciudadano. Pero si nos ponemos con la ley en la mano, y tenéis la orden de denunciar y multar porque hay que engordar las arcas municipales. Yo hoy por hoy, sabiendo que no he mentido en ninguna de las denuncias anteriores y son todas casos reales y llevando al extremo, la inflexibilidad, la cordura, el equilibrio, la sensatez, la empatía y dejarme llevar por la ley en la mano. Hoy yo no me sentiría orgulloso de mi profesión, en los que se han cometido delitos mayores, como estos robos en el centro de la ciudad, además dos y en la misma zona y en la misma semana y aun no se haya dado con los vándalos y atracadores. Vamos a ser autoexigentes también estos aspectos. Siempre desde la crítica constructiva. Un saludo
Tiene usted toíta la razón.