Solos en compañía
Canta Mario Díaz en una de sus canciones: "...dicen que la compañía es un tesoro y que está maldito el que vive sólo". Los años me van enseñando que vivir sólo es una bendición y un proceso de aprendizaje que nos ayuda a conocernos más a nosotros mismos. El error está en creer que vivir sólo significa estar sólo.
En primer lugar, cuando estás contigo mismo estás acompañado, muy bien acompañado de hecho. Cada día estás rodeado de tus manías, tus deseos, tus miedos y dudas, tus errores y aciertos; llegas con mucha más facilidad a saber qué es lo que quieres, qué es lo que te gusta y lo que no; las decisiones cuestan menos y los días se vuelven del color que tú mismo eliges. Conocerse a uno mismo es lo mejor que puede pasarte en la vida, como ya apuntaban los griegos hace siglos.
Por otra parte, el llegar al conocimiento de nuestro propio ser nos permite relacionarnos mucho mejor con los demás. Una vez asentada la base de nuestra personalidad empieza a surgir la posibilidad de conocer y aceptar a los demás de una forma mucho más sencilla y satisfactoria. Las personas que se nos acercan dejan de ser una amenaza para nuestra integridad emocional; dejan de ser perturbadores de nuestros sueños y responsables de nuestros actos. Cada cual elige su propio camino.
Es importante disfrutar de los que están a nuestro alrededor, pues todos nos aportan multitud de lecciones que nos ayudan a afianzar más aún lo que somos. Nacemos como seres sociales y es cierto que no moriremos si estamos siempre solos, pero también lo es que compartiendo las experiencias, seas cuales sean, llegaremos a ser mucho más felices. El que, en un momento determinado, no tengamos la necesidad de tener pareja, no implica que no podamos amar a otras personas, que no podamos disfrutar con otros de las maravillas que la vida nos regala cada día.
Es hermoso tener la posibilidad de contar lo que nos golpea la mente a otra persona; siempre es bueno buscar nuevas perspectivas para un mismo hecho. Es muy interesante escuchar a los demás, ponernos en su piel, sentir a través de sus palabras emociones que tal vez jamás se nos presentarán en nuestra vida. Es un regalo poder estar siempre abiertos a sentir y, así, hacer de una tarde tomando café cientos de sueños por compartir, de un beso miles de ilusiones, de un abrazo un Universo entero de sensaciones. Cuando sabes quién eres y qué quieres la vida te rodea de las personas que te respetan y te dan todo aquello que necesitas sin necesidad de pedirlo.
Salgamos a compartir emociones, a regalar sonrisas, a ayudar a los demás, a dejar que nos echen una mano; salgamos a comer con la familia, a disfrutar de esos compañeros que tal vez mañana se conviertan en nuestros mejores amigos. Sí, salgamos a sentir, a ser...; salgamos para no perdernos en el desierto al que la soledad nos lleva privándonos de uno de los sentimientos más bellos que existen...el amor verdadero que se encuentra en todas las personas que comparten nuestro mismo espacio...la Tierra, el Universo, nuestra vida...
Todos en distintas partes del mundo pero en el mismo universo, soňamos y sentimos. Solos o en compaňia buscamos siempre encontrarle sentido a la vida. Buscamos siempre ser mejores y dar siempre lo mejor nuestro a quien lo necesita. Gracias por sentir tanto y expresarlo en esta magnífica columna que de alguna manera nos ayuda y recuerda siempre, que lo mejor e inolvidable en la vida es lo que se hace con el corazón.