Patrimonio propio
Uno de estos días, ocurrirá… al menos, eso esperamos algunos. Llámenme romántico, soñador, o llámenme lo que quieran, que yo me autodenominaré realista.
Llevo años intentando inculcar a cada uno de los jóvenes que tengo el honor de aleccionar en este bello arte de la música varios conceptos, pero uno de ellos fundamental: valorar el patrimonio propio que tenemos al alcance de la mano, sin necesidad de rebuscar en otros lares lejanos.
Y digo esto, porque soy realista. Y soy realista porque sin esfuerzo alguno, uno va observando detalles que, cada vez más, dan la razón a los que no hace tanto, éramos tildados de locos o, peyorativamente, “islita” (ya saben, en contrapartida al no menos odioso término “sevillita”)
Y todo por decir, a boca llena, que el patrimonio musical cofrade de la Isla es un auténtico tesoro. Y no solo eso, por gritar a los cuatro vientos que en los repertorios de nuestras Hermandades debería haber una inmensa mayoría de composiciones por y para nuestra Semana Santa. Lo cual es una verdad tan grande como que usted, estimado lector, da buena cuenta de estas modestas líneas en este preciso instante.
Ahora, de repente, aquellos que hace no más de un lustro obligaban enérgicamente a la Banda de Música que acompañaba a sus Titulares, que interpretara una y otra marcha que nada tenía que ver con su Hermandad, de repente, cae en la cuenta de que existen marchas dedicadas a nuestras Imágenes y costumbres… en incluso a lugares concretos de nuestras benditas calles… pero caen en la cuenta ahora… porque esas composiciones llevan años entre nosotros.
Y qué decir de aquellas marchas, algunas de bellísima factura, que han caído en el olvido, tan sólo porque al iluminado musical de turno o “no le gusta” o dice que “no le pega a mi Hermandad”. Menuda sandez… señores entendidos… la música tiene la grandeza de ser impersonal. Y ¿saben qué? Que no existen , como muchos creen, marchas “malas” o “que no pegan” sino personas que no saben ni apreciarlas, ni oírlas y mucho menos respetarlas.
Así que, aunque a algunos les parezca que no, citaré nombres que deberían de causar gozo en cualquier cofrade (melómano o no) y respeto por lo que representa y supone para nuestra Semana Santa: Carlos Cerveró Alemany y su “Ntro. Padre Jesús de los Afligidos”… sublime; Agripino Lozano Perea y sus marchas menos conocidas y por ello, poco interpretadas “El Nazareno” o “Venera Cofrade”; Camilo Pérez Monllor y sus “La Virgen del Carmen” o La Madre de Dios”… geniales; la inigualable “Cristo Rey” del binomio Puntas-Huertas, icono de nuestro Domingo de Ramos; o las más actuales de los maestros del momento, José Ribera, José González García, José Manuel Belizón… en definitiva, auténticas maravillas que hacen de nuestro patrimonio, uno de los más ricos y extensos de Andalucía, sin duda alguna.
Pues, entonces, si es que están de acuerdo conmigo, una pregunta para la reflexión: ¿qué hacemos hurgando en otras localidades composiciones para nuestras Hermandades? ¿Acaso es necesario? ¿Por qué nos empeñamos en mirar tanto hacia afuera?
Y que conste que no se deprecian composiciones foráneas ni muchísimo menos… pero no es de recibo que se busquen sólo y exclusivamente por eso, por ser de fuera… con nuestro patrimonio tenemos más que de sobra, si quisiéramos, para rellenar nuestros repertorios y tener a una Hermandad con música sólo y exclusivamente de la Isla durante todo su recorrido, y sin repetir ni una sola de las composiciones. Párense a meditarlo… sería todo un lujo.
Es una buena propuesta, otra cosa es que haya algún valiente que se atreva.
¿Alguien tira la primera piedra?