¿Qué harías hoy?
La vida se nos pasa sin plantearnos la importancia que tiene la misma para nosotros. Creemos aprovechar cada momento, hacer justo lo que deseamos. Pero, al pasar de los días, nos vamos dando cuenta de todas las cosas que dejamos por hacer, de todas las decisiones que no tomamos a tiempo, de los trenes que dejamos pasar y de las grandes oportunidades que perdimos.
Para personas como yo, puede que el creer que hay más vidas después de esta nos consuele, sintiendo dentro que en la siguiente nos tocará arreglar todo lo que aquí destrozamos, que podremos elegir esos caminos que dejamos atrás o incluso amar a las personas a las que el olvido no ha sabido cómo olvidar. Sin embargo, la clave no está en dejar para la siguiente lo que no hemos hecho en esta, ya que ni siquiera lo está en dejar para mañana todo lo que podemos hacer hoy...
Siempre he sentido que los refranes eran mucho más que eso. Son esas frases mágicas que, sin que nos demos cuenta, fueron parte del aprendizaje que vivimos en el pasado, en otro presente que nada tenía que ver con este pero que se sigue resolviendo con las mismas ecuaciones. Pregunto a las personas que me cuentan sus problemas, sus miedos y sus dudas qué es lo que harían hoy si tuviesen la certeza de que iban a morir mañana. Las respuestas son tan diversas como las almas a las que le planteo esta cuestión, ya que cada uno tiene sus propios sueños, sus preferencias y sus ilusiones. Todas igual de válidas, todas con sentido y llenas de la pasión que verdaderamente hace latir a nuestros corazones.
Lo malo es que nos planteamos esto como un juego, como algo que no creemos que nos pueda suceder. A algunos incluso llega a molestarle la pregunta. Hasta que...un día te encuentras en el momento de abandonar este mundo. Nadie te pregunta si quieres irte, si consideras que es el instante justo en el que deseas hacerlo; nadie se sienta a hablar con nosotros para contarnos que no volveremos a ver nunca más a nuestros seres queridos, que no volveremos a pasear por esa playa, ni a sentir su olor recorriendo nuestros sentidos; nadie nos avisa de que no podremos sentir más esos abrazos que tanto nos gustan, ni saborear esos besos que tantas veces nos llenaron del aire más puro.
No se trata de hacer un drama de la muerte, sino de entender que para morir basta con estar vivo; no pretendo haceros pensar en el día en el que falleceremos, ni en cómo será ese momento, porque precisamente eso es algo que no podremos saber hasta qué suceda. Lo que quiero, lo que deseo, es que nos hagamos conscientes de que la vida es tan sólo este segundo, este preciso momento en el que soy totalmente consciente de que si muriese dentro de un minuto lo habría hecho disfrutando de lo que más me gusta, llenándome de emoción al compartir lo que voy aprendiendo con todas las personas que, tal vez, mañana, se decidan a leer estas líneas. Es tan sólo sentir ese cosquilleo que provoca la felicidad cuando vas alcanzando todos y cada uno de tus sueños; eso es...eso es vivir...
Por eso, hoy te invito a soñar, a vivir... y te pregunto: Y tú... ¿qué harías hoy?
Gracias a que existen seres tan maravillosos como sonia, que con su columna de cada. Viernes nos recuerda lo maravillosa que es la vida sí la sabes vivir. Y sobretodo. Con ese sentir que te eriza y te llega al alma. Muy buena columna gracias.