Publicado el: Sáb, 30 Nov, 2013
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La ilusión por bandera

periodico-2007-portadaEn estos tiempo en los que nos encontramos con la credibilidad de la casta política bajo mínimos, quiero romper una lanza a favor de muchos políticos honrados que, cobrando o sin cobrar, han elegido esta dedicación por convicción y como servicio a la ciudadanía porque, me consta, haberlos, haylos.

Evidentemente no ayuda mucho a esto que en el espacio de una semana al expresidente de la Diputación de Castellón, Fabra, lo hayan condenado a cuatro años de cárcel por defraudar a Hacienda. Tampoco ayuda que sus compañeros del PP de Valencia recojan firmas para pedir el indulto del exalcalde de Torrevieja, condenado a tres años de prisión por falsedad documental y prevaricación. Ni ayuda que Beatriz Rodríguez Castañeda, concejal del PP de Campazas haya sido detenida junto a su compañero, concejal también del PP, con un kilo de marihuana en su coche y se niegue a dimitir. Que el juez Ruz haya confirmado que en el PP existió una contabilidad B, continuada en el tiempo, tampoco supone nada positivo, pero sin duda lo que más desconcierta es la actitud de Rajoy en todos estos asuntos. De Fabra decía que era un político y ciudadano ejemplar y por Bárcenas ya dijo que ponía la mano en el fuego. Al final será cierto eso que dijo González Pons, vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, hace pocos días, cuando afirmó que los dirigentes del PP son tan honrados como otros. ¿A qué otros se refería? ¿Es eso lo que esperaban los votantes del PP de los dirigentes de su partido, que fueran tan ‘honrados’ como otros?

Sin embargo yo me niego a pensar, a pesar de todos estos casos -repito, todos estos solo durante la última semana-, que el político venga corrupto de fábrica. Más bien pienso que es el propio sistema, que tiene montado la partitocracia existente, el que les obliga hasta cierto punto a ser partícipes de esta ‘honradez’ institucionalizada. “No ocurre nada”, les deben decir, “la fiscalía es nuestra, los jueces son nuestros y en el hipotético caso de que algo pasase, pediremos tu indulto”.

En cualquier municipio, región o país, son muchos los ciudadanos que ya no están dispuestos a tolerar esta situación por más tiempo. Dependiendo del sitio, enarbolan una bandera con unos colores, signos o siglas distintas, pero todas unidas por un nexo común: la ilusión, la esperanza y el convencimiento de que no lograrán acallar nuestras voces, por más tiempo, por muchas leyes que saquen para ello. Por tanto, si queremos evitar y cambiar todo lo anteriormente descrito, habrá que inclinarse por partidos y por políticos que no vengan con esas mochilas a cuestas. Partidos y políticos que no formen parte de este reparto de poder que tienen establecido. Partidos que tienen en su ideario el no aceptar en sus filas a personas imputadas por delitos relacionados con la administración pública. Políticos, en definitiva, que solo tienen entre ceja y ceja la gestión y la honradez. Puede parecer a priori una tarea difícil, pero en realidad no es tan complicado. Una pista: suelen ser independientes y ciudadanos.

 

 

Sobre el autor

- @jabustamante1

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