“Está lloviendo mucho”. Con ésta lamentable frase despachó Rajoy a los periodistas que a las puertas del Congreso le preguntaron por su opinión con respecto a la sentencia sobre la “doctrina Parot”. Anteriormente, en los pasillos, le preguntaron otras cuatro veces por el mismo asunto pero allí dentro, a pesar de no llover, también optó por no responder para evitar mojarse. Es bien sabida y conocida la habilidad, por llamarlo de alguna forma, de Rajoy para ponerse de perfil y dejar que pasen los aires sin tomar ninguna decisión y esperando a que el propio paso del tiempo aplaque los ánimos y mandando a sus ministros y allegados a emprender el trabajo sucio para quedar él siempre inmaculado. Eso, cuando no le hace ese trabajo FAES, esa fundación presidida por Aznar, que desde 2003 viene ingresando en subvenciones estatales 3.373.430 euros al año, prácticamente 9.250 euros al día.

Si con la supuesta financiación ilegal de su partido ha desplegado todo un manual de cómo no responder a nada, esconderse, callar y mentir cuando no le quedaba más remedio que hablar, con el asunto que nos compete ahora ha rayado directamente la golfería. Despreciar de esa forma a las víctimas de terrorismo y violaciones solo puede ser fruto de una mente maquiavélica que piensa única y exclusivamente en sus propios intereses.

Me imagino que alguno de los 245 asesores que tiene -de los cuales 68 no tienen ni el graduado escolar- le habrán hecho recular y atender al menos a estas asociaciones. Él, precisamente él, que se aprovechó de ellas, que buscó rédito político con una oposición absolutamente ruin y mugrienta sin importarle jugar con su dolor y que las manipuló a su antojo, debería haber sido el primero en dar la cara por ellas.

En algún momento deberá explicarles que lo que se aprobó en su momento en el Tribunal Supremo era ilegal. En algún momento tendrá que aclarar que a nadie, a nadie, se le puede aumentar la condena aplicando leyes con carácter retroactivo, pero así mismo no le quedará más remedio que reconocer que las usó. Que les mintió. Que cuando les decía que Zapatero podía impedir que De Juana Chaos se excarcelara, a pesar de hacerlo por orden de un juez, les engañó. En contra tiene el ejemplo de Bolinaga, etarra con tres asesinatos a sus espaldas y secuestrador de Ortega Lara, que salió a la calle hace ahora justo un año por ‘razones humanitarias’ bajo su mandato y que, por supuesto, sigue en la calle. En algún momento deberá justificar que alentara a acudir a manifestaciones para que Zapatero ilegalizara a ANV, diciendo que si no lo hacía era una muestra clara de que el anterior gobierno negociaba con ETA y arrojar luz sobre por qué él no ilegaliza a Sortu-Bildu-Amaiur.

En algún momento, Sr. Rajoy, los ciudadanos le vamos a despojar del paraguas y ya será tarde para explicaciones, el tsunami le caerá encima pero, no se preocupe, habrá conseguido lo que tanto ansiaba: una pensión vitalicia sin importarle los cadáveres que haya dejado por el camino. Que usted lo disfrute.