Exportar ciudadanos
La semana pasada comencé a ver con cierta ilusión -por las expectativas creadas- un programa que se estrenaba en Antena3. Un nuevo programa de debate en la que se le daría la voz al ciudadano y en el que se contaría así mismo con expertos tertulianos en las materias a tratar, o eso pensaba yo. El primer programa estaba dedicado al desempleo, siendo uno de esos “expertos” Gonzalo Bernardos que, según veo en su propia web, es Profesor titular de Universidad del Departamento del Teoría Económica de la Universidad de Barcelona. De momento todo bien, hasta que el buen hombre abrió la boca. Quiero pensar realmente que el profesor tuvo un mal día o poco tiempo para preparar su intervención porque de lo contrario, bajo mi humilde punto de vista, dejaría mucho que desear.
Hablando de las diferencias de los datos de desempleo entre norte y sur en nuestro país comentó el Sr. Bernardos que esto es debido a que norte y sur funcionan de dos formas muy distintas. Según dijo, la administración del sur había cometido tres fallos importantes que él podía explicar de forma muy sencilla. El primer fallo era que había sido incapaz de crear industrias o reinventar las existentes. En segundo lugar señaló que el poco empleo que se crea es público, y en tercer lugar acabó con una frase lapidaria: “han sido incapaces de incentivar la emigración hacia el norte porque cuando una nación o región es incapaz de exportar bienes, tiene que exportar personas”.
Aún siendo consciente de que mi nivel académico nada tiene que ver con el del afamado profesor y que estas líneas las leerán menos del 0,01% de las personas que le oyeron, no quiero dejar pasar la ocasión para contestarle desde aquí.
Es cierto que el tejido industrial en Andalucía está muy por debajo de Madrid, Cataluña o País Vasco, pero no es menos cierto que no han sido precisamente las administraciones regionales de esas comunidades las que han invertido y fomentado esa industria. Desde tiempos inmemorables -con y sin democracia- se han inyectado desde el gobierno central ingentes cantidades de dinero en según qué regiones para tenerlas calladitas y que sus ciudadanos no reivindicaran libertad y autogobierno. Estoy convencido de que el profesor es consciente de esto, como sin duda debe ser consciente de que la industria turística andaluza es un motor económico de primer orden en España.
Por otro lado me llamó la atención la afirmación de que el empleo que se crea aquí es público. Según datos de la EPA, tan solo cinco CCAA han crecido en funcionarios públicos durante el pasado año, a saber, Asturias, Cataluña, La Rioja, Aragón y País Vasco. Hasta donde yo estudié, ninguna de ellas pertenece a lo que podemos llamar “el sur”. Existe también un informe elaborado por Adecco, que al parecer el profesor desconoce, según el cuál Andalucía se ha situado en el pasado año 2012 como la tercera comunidad autónoma española con más oferta de empleo cualificado, alcanzando el 11,4% del total de España. Hago hincapié en “cualificado”, no me vayan a pensar que aquí solo se trabaja en el campo.
Y para finalizar me gustaría decirle al Sr. Bernardos que, según datos de la Secretaría de Estado de Comercio, Andalucía es así mismo la tercera comunidad española en cuanto a volumen de exportaciones de bienes se refiere, con 1.988 millones de euros. Por tanto, sí existe una industria exportadora consolidada, pero en el hipotético caso de que esto no fuera así, los ciudadanos no somos mercancía, profesor, detrás de cada caso de emigración, detrás de cada caso de movilidad exterior -como lo llama el gobierno- o de cada exportación de personas -como lo llama usted-, se esconde un auténtico drama familiar y social. Estamos hablando de familias que se rompen cuando tienen que salir y familias que se vuelven a romper en muchos casos cuando deciden volver, al tener sus hijos o nietos arraigo en el lugar al que han emigrado. Evidentemente no vivimos en el paraíso ni el caminar diario aquí es un camino de rosas, pero la solución no es enviar a seis millones de españoles fuera para dejar la tasa de desempleo en cero. La solución no puede ser incentivar para que los andaluces vuelvan a hacer sus maletitas para emigrar a otras comunidades que puedan progresar y generar riqueza, gracias a nuestra mano de obra barata, dejando que nuestra tierra se desangre. La solución debe pasar irremediablemente por apostar por la formación, hacer que el crédito vuelva a fluir, incentivar a las empresas para originar ese tejido industrial, ofrecer ayudas a la creación de nuevas empresas y fomentar políticas activas de empleo y todo esto, profesor, compete bastante más al gobierno central que al autonómico.