Partitocracia.
Hace un par de semanas me sorprendí mucho al escuchar en un conocido programa de debates políticos a la periodista María Antonia Iglesias, atacar de forma muy vehemente a Albert Rivera –Presidente de Ciudadanos- por usar la palabra “partitocracia”, ya que según ella eso es típico de partidos pequeños, sin entrar en ningún momento en lo que el Sr. Rivera estaba denunciando.
Partitocracia, según el filósofo Gustavo Bueno, es “la degeneración sistemática de la democracia donde los dos principales partidos se ven en la obligación de atacarse uno al otro de forma continua”. Por tanto podemos decir sin temor a equivocarnos que vivimos en una partitocracia.
Otra teoría, la antiliberal esta vez, nos dice que “la partitocracia es una forma de Estado en que las oligarquías partidistas asumen la soberanía efectiva”. A tenor de esta definición, una vez más, podemos decir que lo que tenemos actualmente es una partitocracia.
La partitocracia, vocablo que tanto ha parecido molestar a la Sra. Iglesias, es un término que se utiliza para definir el sistema de gobierno en el cual, aunque en teoría se viva en democracia, los únicos actores principales del panorama político son los grandes partidos políticos (PP Y PSOE), que a base de un sistema democrático de alternancia se van pasando el gobierno de forma consecutiva impidiendo así las posibilidades de que los ciudadanos vean representada su voluntad real más allá de los partidos ya existentes, y tapando de forma sistemática los trapos sucios entre ellos. ¿Vivimos, o no vivimos pues en una partitocracia?
Ignoro qué llevó a la Sra. Iglesias despreciar de esa forma a Ciudadanos y a los partidos pequeños en general, pero de lo que sí estoy seguro es que obedece a una estrategia marcada desde arriba. Marcada desde la partitocracia. No desprecie a los pequeños, Sra. Iglesias; usted tampoco es precisamente Romay.
Una semana después, en el mismo programa, oí cómo el vicepresidente del Parlamento europeo y ex presidente del PP en Cataluña, Vidal-Quadras no fue capaz de decir que de haber tenido constancia de sobres con dinero negro en el PP lo hubiera denunciado. Como tampoco fue capaz de explicar cómo Bárcenas, que según dicen no trabaja para el PP, mantenía su despacho, secretaria, coche y chófer a cargo de ese partido hasta hace una semana. Eso, se ponga como se ponga la Sra. Iglesias, es partitocracia.
El propio Bárcenas, ex-tesorero del PP, ha entregado pruebas de que ha blanqueado gracias a la amnistía fiscal 11 millones de euros. El ministro Montoro se limita a decir que “no está en la lista”. ¿También hay lista B para esto, Sr. Montoro? ¿También aquí hay partitocracia?
coincido
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