"Yo quiero que la niña que nace en España tenga una familia, una vivienda y unos padres con trabajo, esto es lo mínimo que debemos exigirnos para todos. Quiero que esa niña, nazca donde nazca, reciba una educación como la mejor, quiero que se pueda pasear por todo el mundo sin complejos porque sabrá idiomas y porque tendrá un título profesional que se cotice en todo el mundo”.

Estas palabras, pronunciadas por el señor Rajoy, sirvieron en su momento de mofa. Ahora, justo cinco años después, suenan a broma macabra, de mal gusto.

Esa niña ha crecido, se ha convertido en una ciudadana libre, independiente y capaz de pensar por sí misma y ha constatado que su padre no solo la engañó a ella, sino a muchos millones de españoles que le creyeron y depositaron su esperanza en él.

Esta niña ha podido comprobar, de primera mano, que lo de la vivienda no era más que una milonga, ya que su padre sigue inyectando dinero a esos bancos que ponen a las familias de patitas en la calle. Ha visto cómo la tasa de desempleo se ha disparado gracias a la reforma laboral de su papi, que ha abaratado el despido y ha hecho posible que las empresas abusen de los EREs.

En primera persona ha experimentado cómo se le dificultaba el acceso a la educación, con tasas universitarias desorbitadas y que sí, que puede viajar por todo el mundo, pero no porque no tenga complejos y sepa idiomas, sino obligada para buscarse la vida. Esa vida que aquí le han robado.

Lo que más ha horrorizado a la niña convertida en ciudadana independiente, es ver que su padre no era el único mentiroso de la familia. Tiene una cantidad de titos y titas que han hecho de la corrupción política su forma de vida: entre 5.000 euros en confeti hasta  antiguos  tesoreros con 22 millones hay toda una lista de familiares que presuntamente se han lucrado del parentesco.

La solución que ha encontrado su padre, que presume de transparencia, no ha sido otra que destituir a los 6 inspectores de Hacienda encargados de investigar todo este entramado. Hay quien dice que incluso tiene pensado querellarse contra Newton por haber formulado la Ley de la Gravedad,  al que hace responsable directo de todo lo que le está cayendo encima.

La niña ya no se lo traga; el resto de ciudadanos, tampoco.