Esperanza y regeneración
Cuando hablo de esperanza no hablo solo del estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos, sino también de Esperanza con mayúscula, Doña Esperanza, o Sra. Aguirre.
Me refiero a esa Sra. que dirigió la C. de Madrid con mano de Hierro durante 9 años y donde no se movía un papel sin que ella lo supiera. La misma que ahora, un cuarto de hora después de dejar su puesto, ha sorprendido a propios y extraños al afirmar públicamente que es necesaria una regeneración democrática urgente y listas abiertas para, cito textualmente, “acabar con la indignación popular y devolver a los ciudadanos el poder que estos años les han quitado”. Que un político reconozca que han quitado poder a los ciudadanos está bien, pero que lo haga la condesa consorte de Murillo es de traca. La trama Gürtel, que tanto revuelo está causando, nació precisamente en Madrid y si ella no está imputada no es porque la Fiscalía Anticorrupción no haya dado por cierto el informe que certifica el PP de Madrid incurrió en delito electoral al alterar las cuentas de las campañas de 2003 (1,2 millones) y 2004 (800.000 euros) y en falsedad documental por la alteración de las facturas, sino porque esos delitos ya han prescrito.
De cualquier modo, nada de lo que ocurra en ese partido nos puede sorprender a estas alturas. De Bárcenas, ese tesorero del que ahora todos reniegan y que muchos afirman ni conocer –aunque no se finiquitó hasta el pasado diciembre- llegó a decir Rajoy en 2009 que nadie podría probar su inocencia, ligando de esta forma su futuro al del ex-tesorero. Para los anales de la historia queda la frase.
De la misma forma quedará para los restos la frase de la ministra Mato al quererse desmarcar de los regalos recibidos de la trama Gürtel diciendo que sería dar un gran paso atrás culpar a una mujer por lo que haya hecho su marido. No señora Mato, no. Lo que sería dar un gran paso atrás es mantener que usted, como señora de Sepúlveda, ni sabía ni se enteraba de nada, dando a entender que lo que ocurre en casa es cosa de los hombres. Si ya suena aterrador que esta postura la tome una señora cualquiera, aún peor es cuando esta señora es quien rige los destinos de millones de ciudadanos desde el Ministerio de Sanidad. Su ya ex-marido, por cierto, después de tener que dimitir como alcalde de Pozuelo en marzo de 2009 por su relación con la trama corrupta del PP, ha seguido cobrando de esta partido hasta el día 11 de este mismo mes, ya que, según decían, le amparaba el Estatuto de los Trabajadores.
Confetti y Estatuto de los Trabajadores para todos, por favor, no solo para unos cuantos.