Los continuados intentos por parte del PP de procurar tapar cualquier escándalo que les afecte, mediante cortinas de humo en forma de batallitas de espionaje y contraespionaje empiezan a ser ya del TBO.

Ya en agosto se 2009, Dolores de Cospedal prendió la mecha al acusar al gobierno socialista, al Fiscal General del Estado, a la Guardia Civil y a la propia Policía de perseguir más a la oposición que a ETA -lo que escandalizó incluso a jueces, fiscales y policías conservadores- mediante escuchas ilegales a miembros de su partido. Por supuesto no aportó ni una sola prueba, aunque González Pons llegó a afirmar que había gente en la justicia y en la policía que estaban empezando a darles muchas claves. La Asociación Profesional de la Magistratura, el miembro del Poder Judicial Fernando de Rosa y la CEP, sindicato policial que suele sintonizar con el PP, salieron junto a todos los profesionales de la justicia y las Fuerzas de Seguridad, a los que indirectamente Cospedal acusó de corruptos, para defender la honorabilidad de las instituciones y a exigir una denuncia formal si el PP tenía constancia de tales hechos. Nada más se supo del asunto, pero la Sra. de Cospedal ya había conseguido lo que perseguía justo en el momento que el caso Bárcenas empezaba a ebullir.

En enero de 2011, cuando la sombra de la corrupción se ceñía de nuevo sobre el PP, Dolores de Cospedal volvió a las andadas. En esta ocasión acusó al PSOE de Castilla-La Mancha de poner detectives a los miembros del PP de esa comunidad sin poner, una vez más, ninguna prueba sobre la mesa, convirtiéndose de esta forma en una auténtica especialista en estas lides y desviando de nuevo la atención sobre los escándalos que arrinconaban a su partido.

Ahora, poco más de un año después, y ya con el caso Bárcenas apuntado directamente a la cúpula del partido, ha sido la presidenta del PP en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho la que ha presentado una denuncia ante la policía y una demanda en el juzgado de guardia por haber sido espiada durante la comida que mantuvo en julio de 2010 con María Victoria Álvarez, ex novia de Jordi Pujol Ferrusola, y apuntado directamente al diputado socialista José Zaragoza como la persona que presuntamente encargó dicho espionaje.

La presidenta del PP en Cataluña debería saber que cuando se pone una denuncia, los hechos son investigados –no es casualidad que Cospedal no denuncie nunca nada formalmente-, y mira por dónde, dos de los investigadores que han sido detenidos implican a la propia Sánchez-Camacho en la grabación.

¿Es, o no es del TBO?