Un soplo de aire fresco
El mismo día y a la misma hora que en La Caleta despedían a un gran amigo y un enorme embajador de todo lo gaditano y andaluz por tierras extranjeras, nacía una nueva vida a pocos kilómetros; concretamente en El Puerto de Santa María.
En ese municipio se presentó en un abarrotado salón del hotel Santa María del Puerto, el proyecto político Ciudadanos de Cádiz con la intención de hacer realidad el sueño de miles de ciudadanos de nuestra provincia y que no es otro que volver a poder confiar en los políticos y que éstos se dediquen a gestionar con transparencia y honradez el dinero público buscando siempre lo mejor para sus conciudadanos.
Juan Marín (CIS), impulsor del proyecto, Silvia Gómez (IP), Manuel Erdozain (AIPRO) y Javier Cano (CxSF) hermanaron en este acto a cuatro municipios gaditanos como son Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María, Arcos de la Frontera y San Fernando, haciendo ver a los presentes que hay vida más allá del rojo y del azul.
El verde, color asociado siempre a la esperanza, irrumpía con fuerza en el panorama político provincial como vía para todos aquellos ciudadanos de Cádiz que estén cansados de la eterna corrupción e incompetencia de los dos grandes partidos y que nos han hecho creer que son los únicos merecedores de recibir votos al autoconsiderarse valedores del famoso voto útil.
Ese voto útil, con el que siempre nos han metido miedo, desde ahora puede tener otro destino. Un destino encaminado hacia la regeneración de la clase política, que se encuentra bajo mínimos con toda la razón del mundo, y que a través del color verde esperemos que vuelva a repuntar demostrando que lo que ha ocurrido en otros lugares de España no es más que el comienzo de una enorme bola de nieve que no parará de rodar y crecer.
La meteorología, caprichosa como ella sola, también se quiso sumar a la fiesta transformando ese soplo de aire fresco en un auténtico vendaval como queriendo escenificar la fuerza, el empuje y la firmeza con la que Ciudadanos de Cádiz surgía como opción ilusionante de cara a un futuro inmediato.
A pocos kilómetros, como decía al principio, se despedía a un gaditano y espero, amigo Makoka, que allí donde te encuentres, puedas ser testigo de la transformación de la provincia que tanto amabas y puedas comprobar que cuando los ciudadanos nos ponemos en marcha no hay obstáculo insalvable y que las futuras generaciones de gaditanos tendrán el camino hacia la prosperidad y la igualdad totalmente despejado.
Fuiste, eres y serás siempre un grande.