Publicado el: Mié, 30 Ene, 2013
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No hagan dietas

images (1)Como cada principio de año, nos encontramos con los innumerables propósitos y promesas acerca de introducir en nuestras vidas el ejercicio físico y ponernos a dieta. Los excesos en lo que a alimentación se refiere y a alcohol y cualquier otro tipo de sustancias, impulsan a infinidad de personas a la lógica adquisición de alguna dieta para bajar de peso rápidamente.

En el mejor de los casos, muchas de estas personas se inscriben en un centro especializado en fitness y suelen permanecer en él algún que otro mes. Y en el peor y más frecuente de los casos, el periplo de vida saludable finaliza en el mismo instante que volvemos de la calle de pegarnos una paliza aeróbica, que más que a ese adjetivo responde a todo lo contrario, lo convertimos en una actividad anaeróbica y fatigante que nos llenan de dolores y malas sensaciones que desembocan en ese fracasado abandono.

Para ser algo en la vida tenemos que ser constantes. No existe un buen médico, arquitecto, carpintero, electricista, informático, etc, de la noche a la mañana y sin esfuerzo y sobre todo sin continuidad y perseverancia. Una correcta progresión es una máxima de todo aprendizaje y culminación de adecuadas actividades en nuestras vidas.

Primeramente, en lo concerniente a las dietas quiero llegar a la conclusión que no deberíamos hacer ninguna de ellas, lo interesante e idóneo sería  llevar una alimentación adecuada durante toda nuestra vida. ¿Y esto que significa? La alimentación es vital para los seres vivos. Sin los nutrientes necesarios, un organismo comienza poco a poco, a perder facultades físicas y cognitivas, que pueden dar lugar a problemas más graves, y en casos exagerados, llegar a la muerte.

 

Debemos ingerir diariamente la cantidad de calorías que vamos a necesitar para realizar las actividades cotidianas. Un exceso se traducirá en acumulación de grasa y sobrecarga orgánica, y un defecto, como ya hemos mencionado, hará que vayamos perdiendo facultades físicas y psíquicas, que si se mantienen durante un tiempo prolongado pueden hacer estragos en nuestro organismo, y en estados límite, producirnos el fallecimiento.

 

Tenemos que puntualizar que es tan importante la cantidad de calorías como la calidad de las fuentes alimenticias de las que provengan. Existen alimentos considerados sanos y otro considerados no tan sanos, e incluso insanos. Es en este momento cuando nos encontramos con la calidad nutritiva de los alimentos, debida sobre todo, a su composición química (agua, hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, sales minerales y fibra alimenticia).

 

La calidad del alimento puede variar según sus condiciones de producción, los sistemas de almacenamiento y manipulaciones industriales.

Por todo ello, lo importante no es ponernos a dieta, sino conocer cuáles son los alimentos que debemos de comer y los que no, y convertirlos poco a poco en nuestros hábitos alimenticios. Si comiéramos de esta forma durante nuestra vida diaria, no habría que plantearse el hecho de ponernos a dieta y los días que no comiéramos de forma correcta por encontrarnos en fechas señaladas y en reuniones familiares o de otra cualquier índole, no provocarían ningún efecto negativo en nuestro organismo puesto que, el secreto es la constancia.

Para llevar una alimentación adecuada y sana, tendremos que saber que debe ser: a) suficiente, porque deberá completar toda la demanda energética del organismo, sin ninguna deficiencia nutricional; b) poseer calidad, de tal modo que contenga todos los nutrientes esenciales para nuestro sistema orgánico, procedente de forma equilibrada, de una completa y variada elección de alimentos; c) equilibrada, donde será necesario saber qué cantidad de cada nutriente esencial se debe aportar y cómo combinarlos; d) adecuada, y es aquí donde tendremos muy en cuenta todas las condiciones personales de cada individuo, como la edad, el sexo, el I.M.C., la naturaleza y la magnitud del esfuerzo realizado en la actividad y todas las situaciones especiales y médicas que nos podamos encontrar. Si somos capaces de interiorizar y hacer de esta manera de alimentación nuestra forma cotidiana de comer, no harían falta ningún tipo de dietas milagrosas, porque nuestros hábitos alimenticios es la dieta en sí.

Y en lo concerniente a la práctica de actividad física, lo primero es ser conscientes de nuestra capacidad física y de nuestras limitaciones actuales. Una vez conozcamos ésto, nos tendremos que plantear objetivos alcanzables y fáciles de conseguir. Esta manera de proceder hará que encaucemos nuestro camino en el entrenamiento y provoquemos lo que los entrenadores pretendemos, que es, adquirir una continuidad y buena distribución en la actividad física. Cuando somos capaces de establecer este tipo de procedimientos, sin darnos cuenta nos ponemos en forma y nuestras capacidades físicas estarán en un nivel increíble y esto será una tónica tan normal en nuestras vidas que por su progresiva consecución no provocará en nosotros grandes alteraciones. Este tipo de trabajo es lo que queremos conseguir siempre los entrenadores personales, ya que lo que se consigue poco a poco y con buenas sensaciones para el alumno, es lo que produce motivaciones adecuadas para la permanencia en la práctica deportiva y por consiguiente en el camino de mantenernos sujetos a las condiciones que promueven un estilo de vida sano. La filosofía de vida fitness es la única solución para no tener que hacer dietas milagrosas ni esfuerzos puntuales desmesurados que lo único que nos pueden provocar es empeorar nuestra salud y lesionarnos. Eliminen malos hábitos de vida e inviertan en un Entrenador Personal. Invertir en salud es la mejor inversión de la vida, puesto que sin salud no hay vida.

 

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Mostrando 1 comentario
  1. homer 77 dice:

    Amén Mister tienes toda la razón constancia y esfuerzo eso es lo Ke nos inculcas

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