Si entendemos por Goliat a los dos gigantes de la política - PPSOE -  que con sus enormes maquinarias de propaganda y unos ingresos económicos brutales son capaces de aniquilar a casi cualquier contrincante, por David podemos entender a esos partidos o plataformas pequeñas de ciudadanos surgidas por la desconfianza hacia los políticos al uso, que han decidido dar un paso al frente para volver a hacer de la política una carrera vocacional, sacrificada y, sobre todo, enfocada a la mejora de la vida de sus conciudadanos con honradez, trabajo y gestión.

Por algún extraño motivo, los dos grandes partidos han creído que tienen patente de corso que les concede inmunidad ante cualquier acto que cometan por el mero hecho de haber contado con los votos del pueblo, pero nada más lejos de la realidad. Los ciudadanos, incluso muchos ciudadanos de todos los sectores que les votaron, se han echado a la calle para denunciar, más allá de unos recortes económicos, el engaño masivo al que han sido sometidos.

Bien sea por incompetencia, corrupción, soberbia, menosprecio o dejadez, han sido muchos los “goliat” que han sucumbido a los “david” durante todos estos siglos y serán muchos los que seguirán cayendo.

Torrelodones, hasta hace poco solo conocido por su famoso casino, fue uno de esos “david” que hizo tambalear los cimientos del poder establecido al conseguir en las últimas elecciones municipales una representación suficiente como para poder, como ciudadanos, tomar las riendas de su destino y la de su municipio.

Otro “david” triunfador emergió durante las últimas elecciones catalanas en forma de C’s (Ciudadanos), que pulverizó todas las previsiones, estadísticas y sondeos, demostrando que cuando los ciudadanos se pone en movimiento, no hay “goliat” en la tierra capaz de pararlos.

El penúltimo asalto que ha llegado como un soplo de aire fresco lo vivimos en Sanlúcar hace pocos días donde, en la sede de Ciudadanos, se reunieron varios partidos de la provincia con el único propósito de hacer realidad esa utopía cada vez más cercana: demostrar a todos los ciudadanos que hay otra forma de hacer política basada en algo tan obvio como obligatorio, y que consiste en cuidar y gestionar el dinero público como si del tuyo propio se tratara. Debería ser de Perogrullo, pero no lo es.

Hace aproximadamente un año me preguntaba en un artículo si aquí seríamos capaces de emular y seguir ese movimiento ciudadano que estaba creciendo en el resto del país. Hoy esa pregunta ha quedado obsoleta y tiene respuesta: no solo somos capaces, sino que lo vamos a demostrar.

Nos lo debemos a nosotros mismos…y a David.