Un amigo, poco conocedor del mundo de los cargadores, que por supuesto también los tengo, me ha preguntado por el significado de “Abriendo el compás”, encabezamiento que define la sección que tengo el honor de escribir en este periódico digital. E intentaré, en estas líneas darle respuesta.

Cuando debajo de un paso, escuché por primera vez estas palabras, me impactó su sonoridad, su reminiscencia por un lado torera y por otro flamenca. Torera, cuando el maestro abre el compás, separa las piernas soportando la muleta y el pase del toro. Y compás flamenco como sinónimo de cante, guitarra y palmas con ritmo.

Piernas abiertas y ritmo. Eso es precisamente lo que aglutina el cargador cuando abre el compás debajo de un paso. Mantener una amplia abertura de las piernas andando con ritmo para que las imágenes avancen poderosamente.

Y es que en nuestra Semana Santa se añoran aquellos andares amplios que llevaban nuestros pasos tan solo algunos años atrás. Andas que avanzaban desenvueltamente, sin complejos. Con itinerarios mucho más largos que los actuales y tiempos menores para recorrerlos. Aquellos que la memoria, debido sobre todo a nuestra edad, nos permite remontarnos a los años setenta y ochenta del siglo pasado, podemos comparar los recorridos de antaño de nuestras procesiones con los actuales. Todas, salvo contadas excepciones de determinadas cofradías o de aquellas que vienen al centro de barriadas lejanas, han acortado recorridos y alargado los tiempos. Y este cambio, en la mayoría de los casos, se traduce en una gran lentitud en el discurrir de nuestras cofradías en la calle, con el consecuente cansancio de los propios hermanos de filas y a veces también del público que contempla una interminable Estación de Penitencia.

El avance con el compás abierto de un paso de Cristo también es belleza. Transmite fuerza, poder, y sobre todo compás. Compás vivo en comparación con el lento y deslucido de un avance corto, de tortuga, de mecíos empalagosos y abusivos. Todo tiene su medida y la carga no es una excepción. Quizás algunas cofradías, a la hora de realizar sus itinerarios, deberán buscar procesionar por las calles de la Isla con un ritmo algo más rápido, más ágil, consideración que redundará en beneficio para todos.