El isleño, ahora en Rusia.

Uno de los muchos profesionales, jóvenes y formados, que abandonan San Fernando y España en busca de futuro, relata su experiencia en el extranjero.

Eduardo es licenciado en Historia y Máster en Patrimonio Histórico-Arqueológico por la UCA, etapa durante la cual realizó un trabajo de investigación sobre la Casa Lazaga de San Fernando y prácticas en la Asociación de Casas Históricas y Singulares de Madrid. Habla dos idiomas -francés y portugués- y cuenta con la certificación del curso 'Formación de profesorad0', por esta misma universidad.

Sin embargo, y al igual que muchos otros jóvenes de su edad, se ha visto en la obligación de emigrar a otro país para desarrollar su labor profesional, al menos, a intentarlo, ya que en este momento disfruta de una beca no remunerada en una -eso sí- prestigiosa universidad rusa, la Universidad Federal de Siberia, donde gracias a sus méritos académicos se le ofreció la oportunidad de recibir clases de lengua y cultura rusa, alojamiento gratuito y la posibilidad de impartir clases de español a estudiantes de allí, coordinando actividades como las del club de conversación en este idioma.

Mientras tanto acude de lunes a viernes a clase para aprender ruso -6 asignaturas diarias- y no deja de ponerlo en práctica: "intento aplicarlo en mi día a día, cuando compro en tiendas, cuando empleo el transporte para ir al centro de la ciudad, o cuando salgo con amigos a hacer deporte", ha explicado a este periódico desde su casa en Krasnoyarsk. Algo que a priori podría parecer sacrificado pero que Eduardo lleva con optimismo, entre otras razones, porque "no es la primera vez que vivo una experiencia similar". En 2011 disfrutó de una beca de formación profesional e inmersión lingüística en Burdeos (Francia), entonces pudo mejorar su francés pero, sobre todo, aprender lo que realmente significa dejar el nido atrás. "Tuve la oportunidad de trabajar en un entorno 100% cultural como es el Museo de Aquitania, que expone de la mejor manera la historia regional y local desde los orígenes hasta la actualidad". No obstante reconoce que en aquella ocasión sólo permaneció allí durante cuatro meses, nada que ver con la experiencia que ahora está viviendo y que le hará adaptarse a Rusia hasta junio del año próximo. "Lo más duro es el idioma, muy complicado de aprender y asimilar pero... tiempo al tiempo", afirma, optimista.

Universidad Federal de Siberia.

Eduardo es un estudioso enamorado de San Fernando, como ponen de relieve sus aportaciones en la sección de Patrimonio La Isla, para este mismo periódico, pero eso no significa que tenga prisa por volver a La Isla. Esto se debe a la "inexistente posibilidad que nos ofrece nuestra tierra para desarrollarnos como profesionales, emanciparnos y construir un futuro". Considera que la ciudad tiene materia prima para que la Cultura se convierta en fuente y generador de empleo, para atraer nuevos inversores y reactivar el sector turístico "pero el desinterés de la clase política, unido a los efectos de la crisis han hecho de ésto un proyecto inviable", añade, convencido de que la falta de empleo e inversión en formación radica en la pésima gestión de los fondos públicos. "Las empresas no pueden ampliar sus plantillas y las plazas por oposición son muy limitadas". De modo que actualmente se siente más útil porque no descansa, "La Isla sólo me ofrecía rutina y conformismo, por eso estoy aquí". No descarta asentarse indefinidamente en el extranjero, aunque "es triste pensar que nunca podré desempeñar mi profesión cerca de casa, ni siquiera tras haber acumulado un gran bagaje".

Por eso, tras 2016 le gustaría seguir ejerciendo como profesor de español en otros países, pero "nunca dejaré de intentarlo en ciudades españolas, por si hay suerte". Es bueno contar con varias alternativas de cara al futuro, y en ello trabaja, aunque de momento toca madera y prefiere reservarse estas posibilidades, "lo importante es no conformarse, moverse constantemente para definir carrera, aunque no estés donde tú quieras".